Páginas

3 mar 2016

La botánica en arqueología: metodología y un estudio de caso aplicado a la evidencia orgánico vegetal


Gianfranco Orbegozo Asto[1]
gianfranco.orbegozo.05@gmail.com
E.A.P. Arqueología - UNMSM
Resumen:
El presente trabajo constituye una revisión metodológica de los estudios botánicos aplicados a la arqueología, con lo que se busca en el público lector reflexionar sobre temas de investigación que engloben este tipo de trabajos, las cuales como sabemos son de suma importancia para comprender variedad de procesos que vinculan al hombre con las especies vegetales, tal es el estudio de caso que presentamos sobre el origen de la agricultura en los Andes centrales junto con algunos datos arqueológicos respectivos.
Palabras clave:
Arqueobotánica, Estudios microbotánicos y macrobotánicos, Andes Centrales, Origen de la agricultura.  

1.      Introducción:
El interés por conocer más a fondo el contexto de las sociedades del pasado ha llevado a la arqueología a apoyarse cada vez más de otras disciplinas científicas. La botánica, proveniente de la biología, viene propiciando nuevas luces en el interés por conocer la importancia de las poblaciones vegetales en el pasado, de las cuales el hombre pudo haber sacado provecho y haber explotado conforme a su necesidad. Son muchos los temas que se pueden abordar, como por ejemplo el origen de la agricultura, el excedente productivo alimenticio, la hambruna en sociedades, la alimentación y la dieta del pasado, la presencia de especies vegetales en ceremonias religiosas/políticas, su representación en la cultura material, entre otras cuestiones que pueden enriquecer las interpretaciones que se puedan realizar.   
2.      Disciplinas afines entre la botánica y la arqueología
Abarcamos inicialmente un panorama general a partir de las disciplinas que abordan el estudio de los materiales botánicos, ello para reflexionar acerca de hasta qué punto pueden complementarse los estudios teniendo en cuenta algunos parámetros básicos que poseen estas disciplinas hoy en día. Para ello recurrimos a una breve definición de las mismas.
a)      Paleontología: ciencia que estudia la vida sobre la tierra en el pasado geológico. Su herramienta principal la conforman los fósiles…que son cualquier resto de organismos o de actividad orgánica que este contenido en el registro geológico (Doménech & Martinell, 1996, pág. 1). Está muy relacionada con la biología para lo que es el conocimiento de las especies fosilizadas y la evolución de los taxones, y la geología por medio del estudio de los estudios tafonómicos.      
b)   Paleoclimatología: esta rama de la paleontología nos permite estudiar la reconstrucción del medioambiente a partir de los cambios climáticos y la manera cómo influyen estos en el paisaje biodiverso del hombre, puesto que todo cambio generó consecuencias en la presencia o ausencia de determinadas especies tanto vegetales o animales que están adaptadas a determinadas condiciones ambientales.
c)   Paleobotánica (paleofitología): rama de la paleontología que estudia los vegetales que han existido en épocas geológicas pasadas por medio del examen de los fósiles (Vidal, 1936, citado en Pino, 1999).
d)   Paleoetnobotánica: viene a ser la disciplina encargada del estudio de las interrelaciones humano-plantas sucedida en el pasado, realizadas directamente de los restos vegetales registrados en los sitios arqueológicos. Luis Pino (1999) propone los siguientes principios para los estudios paleoetnobotánicos: 
1° Construir taxones comparativos.
2° Diferenciar entre  restos micro botánicos, y  restos macro botánicos.
3° Construir fichas específicas, a partir de la documentación e información obtenida de manera ordenada. Recomendable tener un cuaderno de campo diario donde se anoten las observaciones pertinentes de las muestras.
e)      Arqueología: la arqueología es una ciencia social que busca el entendimiento de las sociedades del pasado a partir de su cultura material o vestigios que son posibles recuperar de un contexto arqueológico.
f)       Arqueobotánica: es la disciplina encargada del estudio de los múltiples restos de plantas que se conservan en los yacimientos arqueológicos: semillas, frutos, plantas, madera o pólenes. La mayoría de estos aparece en un estado fosilizado o presentan una imagen carbonizada por combustión antrópica o natural (Quesada, 2010, pág. 67-68). Se tiene además el propósito de la recuperación, conservación y la determinación taxonómica de los restos vegetales encontrados en contextos arqueológicos (Pino, 1999) para así saber la variedad de especies presentes. 
g)  Etnografía: rama de la Antropología Cultural que se encarga del estudio de pueblos o comunidades, razón por la que muchos investigadores literalmente la denominan como la práctica de escribir sobre los pueblos (Barnard, 2000). Por medio de su método de investigación “observación participante”, el etnógrafo puede participar abiertamente o de manera encubierta de la vida cotidiana de un grupo de personas durante un tiempo relativamente extenso, recopilando todo tipo de información, en especial la que el investigador requiere.
h)    Etnobotánica: es el estudio de las interrelaciones que se dan entre el hombre y las plantas o estudio e interpretación del saber popular en el manejo y uso tradicional de su flora (Albán, 1985, citado en Pino, 1999).
i)   Etnobiología: Me parece importante incluir este término cuya definición la rescato de una publicación de Rocío Alarcón (1998) que es comprender el estudio de cómo las diferentes sociedades interactúan con el medioambiente, construyendo y sociabilizando así sus conocimientos con relación al paisaje natural y sus diversos elementos que lo ayudaran a satisfacer sus propias necesidades. 




3.      El trabajo de campo: recolección del material orgánico vegetal
La evidencia yace en el campo, y por ende se requiere de una metodología de recolección de información que sea efectiva y sistemática. Para ello y recurriendo a la arqueología, presentamos brevemente los métodos que componen el abordaje de sus estudios. Para el público lector que quiera conocer un poco más al respecto, recomiendo la publicación de Roger Ravines (1989) “Arqueología práctica”. Si bien no presenta una sección acerca del material arqueobotánico, esperamos complementarlo con la información presente en este trabajo. 
a)    Prospección: es el primer paso en la investigación arqueológica. Es aquí donde se realiza un análisis previo del sitio a estudiar, ello a base de bibliografía existente, uso de la cartografía, y un reconocimiento inicial de campo. Aquí el investigador puede reconocer las condiciones geográficas donde se encuentra localizado el sitio y revisar la flora  presente, ello como un primer dato para contar dentro de una lista de especies que pudieron coexistir con el hombre en el pasado. Las fotografías aéreas pueden ayudar a ver el avance o retroceso de las poblaciones vegetales alrededor de los sitios arqueológicos.
b)     Excavación: como menciona Ravines (1989, pág. 127) es “el procedimiento mediante el cual, por medio de la remoción sistemática del suelo, se recupera información empírica contenida en los elementos culturales tangibles enterrados y su contexto asociado”. Cabe resaltar que esta forma como intervenimos los arqueólogos es de carácter destructivo, puesto que un espacio determinado excavado ya no puede volver a ser intervenido. Pero en ese sentido, la excavación se configura como una demolición en beneficio de una reconstrucción, y ello conlleva a la recolección de información por medio de un registro de campo, donde podremos interpretar lo que ocurrió en el sitio en un periodo de tiempo determinado. El método fundamental que aplicamos es el de la estratigrafía, el cual nos permite tener una visión tanto sincrónica como diacrónica de la ocupación de un lugar; teniéndose como ley básica la de superposición y de horizontalidad original (Quesada, 2010, pág. 48). Esto se resumen en lo siguiente: si hay estratos, los más antiguos se encontraran en lo más profundo.
c)    Trabajo en Gabinete o Laboratorio: lugar donde el registro arqueológico y la evidencia material son analizados en base a los objetivos y propuestas del investigador encargado del proyecto. Tenemos por ejemplo la contrastación de la anterior con la nueva evidencia obtenida, la obtención de fechados radiocarbónicos y su calibración, la realización del dibujo técnico como la fotografía arqueológica, entre otros estudios pertinentes respecto al material recuperado.
d)     Técnicas de criba (tamizado) o flotación: capaces de separar las partículas minerales de la materia orgánica debido a su distinto tamaño – “criba” – y densidad –“flotación” (Renfrew & Bahn, 2007, pág. 221).  También nos permite recolectar material orgánico vegetal presente de tamaño macro.
4.      Metodología de investigación de la botánica aplicada a la arqueología
En esta sección presento la metodología de la botánica aplicada a las investigaciones arqueológicas. Este tipo de estudios se dividen en microbotánica y macrobotánica.   
4.1. Estudios microbotánicos:
Constituido por pólenes, esporas, fitolitos, semillas, plantas fosilizadas y diatomeas u organismos vegetales unicelulares.  Los análisis químicos de los residuos de las herramientas pueden demostrar los tipos de especies presentes en el alimento o en el sitio arqueológico. Estos instrumentos pueden ser cerámica, hoces o molinos de piedra.
a)      La Palinología: disciplina científica que estudia los pólenes fosilizados de los vegetales que se conservan en los yacimientos a nivel microscópico entre el sedimento - estos yacen esparcidos producto de las constantes lluvias polínicas (Quesada, 2010, pág. 68). Sus análisis constituyen un aspecto elemental para el conocimiento de las sociedades del pasado, puesto que proporciona información tanto cronológica como medioambiental, además de obtener datos sobre las fluctuaciones de la vegetación a lo largo del tiempo (Renfrew & Bahn, 2007, pág. 218). Es por ello que es importante no solo extraer muestras de contextos arqueológicos, sino  también de contextos naturales.
José Quesada (2010) resume concretamente el proceso del estudio del polen: el muestreo selectivo consiste en la extracción de una serie de muestras en pequeñas cantidades de tierra que son seleccionadas de distintas alturas de la pared vertical que conforma el perfil, manteniéndose distancias regulares y usando una paleta metálica, y luego colocándolas en bolsas herméticamente cerradas. En el laboratorio, las muestras de tierra se deben tratar con métodos físico-químicos para eliminar las sustancias minerales y orgánicas que encierran los pólenes, se observan en un microscopio de luz incidente de hasta 500 aumentos, se contabiliza el número de pólenes y se reconoce a que especie de planta pertenecen. Los datos se computan en porcentajes y más tarde se visualizan en unos peculiares historio gramas conocidos como diagramas polínicos.  
b)     La Antracología: se ocupa del estudio de las semillas y otros restos de plantas fosilizadas o carbonizadas. Quesada (2010, pág. 71) nos menciona que dependiendo del tamaño como son encontrados, su recolección será distinta. Para los restos mayores la recogida se puede realizar In Situ durante el proceso de excavación, mientras que las menores se suelen recoger luego de la excavación, usándose cribas o tamices y aplicando agua tratada con productos especiales, para que los carbones y semillas puedan flotar sobre la superficie acuosa y así se puedan recuperar manualmente con un colador, siendo este procedimiento llamado de flotación.
c)     Análisis de Fitolitos: como mencionan Renfrew & Bahn (2007, pág. 2018) los fitolitos son diminutas partículas de sílice (opaco vegetal) procedentes de la célula de la planta y capaces de permanecer después de que el resto del organismo  se haya descompuesto o quemado, esto debido a que poseen características inorgánicas. Pino (1999) resalta que el procedimiento para obtenerlo es por medio de flotación química y Quesada (2010) resalta que se pueden encontrar muestras tanto en restos de hogares y cenizas, además de cerámica, útiles, líticos y dientes de animales.  
d)  Análisis de diatomeas: consiste en el estudio de los restos de algas unicelulares que presentan una envoltura de sílice en lugar de celulosa que permanece tras la muerte del alga. Quesada (2010) resalta que estas se acumulan en cantidades ingentes en el fondo de cualquier masa de agua en la que vivan las algas, es decir, que la mayoría procede de sedimentos lacustres o costeros Renfrew & Bahn (2007, pág. 220) añaden que si bien las agrupaciones de diatomeas también pueden indicar si el agua era dulce, salobre o salada, estas también han sido utilizadas para identificar el momento en que los lagos se aislaron del mar en zonas de alzamiento tectónico para localizar la situación de alas antiguas líneas de costa,  para determinar  las transgresiones marinas y para conocer la polución del agua.
4.2. Estudios macrobotánicos:
Constituidos por frutos, semillas, hojas, ramas, tallos, partes ligneas o maderas ya sea en forma normal o carbones, etc. (Pino, 1999). Conforma la mayoría de las evidencias vegetales que el arqueólogo logra recuperar ya sea desecado, anegados o conservados por la carbonización, además de la recuperación por flotación. (Renfrew & Bahn 2007, pág. 244).
a)    Residuos vegetales: consiste en el análisis químico de los residuos de plantas en vasijas. Se conoce que  los ácidos grasos, lo aminoácidos y otras sustancias similares son muy estables y sobreviven bien. Renfrew & Bahn (2007, pág. 251) en su publicación afirman que se puede  extraer muestras de los residuos, se purifican, se concentran en un refrigerador, se secan y luego se analizan mediante un espectrómetro y una técnica conocida como cromatografía, que aísla los componentes principales de las grasas. Las vasijas de cerámica pueden contener fibras vegetales como material desgrasante y el análisis microscópico puede identificar estos restos. Los autores (2007, pág. 221) puntualizan que tanto los restos vegetales carbonizados o no, nos pueden dar información acerca de la vegetación presente, la dieta humana, la materia vegetal usada en la construcción, el nivel tecnológico y los combustibles de las sociedades.
b)   Carpología: disciplina de la botánica que se encarga del análisis de los macro restos como frutos, semillas, raíces, tubérculos, hojas y ramos. Con respecto a las semillas y frutos, Renfrew & Bahn (2007, pág. 221) menciona que se logran conservar en ambientes secos o por el encharcamiento. Pueden hallarse tanto completos como fragmentados, carbonizados o el caso que no haya quedado evidencia en lo absoluto, ello debido a su consumo. Además, pueden identificarse en los vestigios materiales dependiendo del tipo y calidad de las huellas que quedaron, además de precisar que no todo hallazgo implica que necesariamente una determinada planta fuese de crecimiento local. Esto como sabemos también concierne al resto de los materiales hallados en un sitio arqueológico.
c) Restos de madera: estudio del carbón vegetal. Nos permite obtener información dendrocronológica, clima, sobre materiales de construcción y la tecnología para la cual fue empleada por las sociedades (Renfrew & Bahn, 2007, pág. 221-222).
d)  Análisis de coprolitos: consiste en analizar los restos de los desechos fecales humanos y animales, mediante el cual se puede reconstruir la dieta alimenticia a partir de alimentos que no fueron digeridos. Pino (1999) menciona que los coprolitos que se encuentran en los contextos arqueológicos son descritos, especialmente su composición, y luego hidratados con soluciones químicas para identificar sus características de origen (humano o animal), forma, color y olor. Su estudio es fundamental para conocer sobre la dieta o alimentación humana, además de identificar algunas enfermedades en las sociedades de ese tiempo. Quesada (2010) adiciona que pueden recogerse tanto in situ (durante el proceso de excavación) como en las labores ulteriores de cribado y triado.

  

5.      Un estudio de caso: el origen de la agricultura en los Andes Centrales
Entender desde cuando una especie vegetal paso de ser silvestre a domesticada y esta haber sido consumida por el hombre nos lleva a uno de los temas mayores debatidos hasta la actualidad, como es el “Proceso de Neolitización”. Esto quiere decir, el periodo en el que el hombre pasa de una económica cazadora/recolectora a una productora, lográndose tanto la domesticación de animales y plantas, como el desarrollo de las primeras civilizaciones en el mundo.
Para el caso de los Andes Centrales, Elmo León (2013, pág. 37-38) hace mención de dos observaciones puntuales acerca de las dificultades que se tiene en base a la bibliografía ya publicada como al panorama presente en el campo:
1º Habían sido pocos los proyectos o trabajos que abordaron estudios especializados con respecto a este tipo de material arqueológico, pero con el avance de la tecnología y el interés tanto en la Arqueobotánica como en la Zooarqueología, el panorama viene cambiando favorablemente.
2º La preservación de restos arqueobotánicos es mala o casi nula tanto en la sierra como en la Amazonia peruana (a excepción de materiales orgánicos carbonizados) ello debido al tipo de suelo y las precipitaciones que presenta su geografía, además de los fenómenos naturales como “El Niño” que como sabemos se presentó desde tiempos muy antiguos. Esto nos lleva a la reflexión acerca del territorio andino, tan diverso tanto espacial como geográficamente; el mismo autor lo señala: “la agricultura en los Andes no ha sido fácil por las características particulares de nuestro territorio” (León 2013, pág. 488). Esto conlleva a saber más sobre como trabajaron la tierra, ya sea agricultura de secano (aprovechamiento de inundaciones estacionales) o por el uso probable de pequeños canales y acequias (León, 2013, pág. 487) que como sabemos fueron los conocimientos más antiguos que se conocen sobre la agricultura.
Otro eje importante dentro de este estudio de caso es saber cómo llegaron los conocimientos sobre agricultura a los Andes Centrales. Tenemos tres hipótesis que rescatamos de una publicación de Amat (2014, pág. 71) las cuales son las siguientes:
1º La agricultura se originó en Mesoamérica, de donde posteriormente llegaron las ideas de las técnicas, todos los procedimientos agrícolas, y muchas plantas que procedían de allí.
2º El gran centro de domesticación de plantas tuvo lugar en la selva alta de la Amazonia y posteriormente se extendió a los valles interandinos y a los valles costeros (Abordado por Carl Sauer y Donald Lathrap).
3º El fenómeno de la agricultura se dio en las cuencas interandinas de altura media (2500 a 3500 msnm).  
Cabe resaltar que la primera hipótesis de tendencia difusionista, es actualmente catalogada como insostenible y más se habla de Mesoamérica y Los Andes como dos grandes focos sincrónicos de domesticación cuyos desarrollos fueron autóctonos e independientes, mientras que las otras dos premisas son las más aceptadas por los investigadores, entre ellos Lynch, Kaplan, Smith, Bonavia, Grobman y Mangelsdorf, importantes exponentes de estos estudios.    
Con respecto a la data arqueológica, sabemos que los grupos humanos en el Perú tienen una antigüedad aproximada de 14, 000 años a.C. para el caso de la sierra, estimado de los fechados del Complejo Ayacucho investigado por Richard MacNeish como parte del Proyecto Botánico Arqueológico Ayacucho; y 12,000 años a.C. aprox. de los fechados del sitio El Palto en el valle de Zaña (costa norte) investigado por Tom Dillehay (León, 2013).
Haciendo una estimación de ambas evidencias significativas de la presencia humana más antigua en nuestro territorio con los fechados de las primeras especies domesticadas, tenemos que, tanto para el caso de la sierra como la costa, tuvieron que pasar aproximadamente entre 6,000 a 7,000 años para que el hombre ya tuviera algunas plantas tanto ya domesticadas como algunas otras en proceso. A pesar de la diferencia de 2,000 años de presencia humana de una región a otra, llama la atención este similaridad temporal aunque vale recalcar que con el avance de las investigaciones, los fechados irán variando dependiendo de la rigurosidad con las que es tratado este material Arqueobotánica.
Antes de concluir presento algunas evidencias Arqueobotánicas de especies domesticadas con mayor antigüedad y sus respectivos fechados ya calibrados. Sugiero al lector revisar tanto la publicación “14,000 años de alimentación en el Perú” (León, 2013) donde encontrara sugerencias bibliográficas sobre temas arqueobotánicos a tratar y una información más completa de los datos que presento a continuación, como “Los orígenes de la agricultura: nuevos paradigmas” (Amat, 2014) donde encontrara una interesante discusión teórica muy completa sobre las posturas del origen de la agricultura a nivel mundial.
Legumbres:
-     Maní (Arachis hypogaea) Cueva de Guitarrero en Ancash (6,971 a.C. aprox.), Nanchoc y Las Pircas en Lambayeque (7,142 – 5,802 a.C.).
-   Frejol (Phaseolus vulgaris): Cueva de Guitarrero  (9,200/8,000 – 6,000 a.C.), Cueva de Pikimachay en Ayacucho (6,000 – 4,100 a.C.)
-       Pallar (Phaseolus lunatus): Cueva de Guitarrero (8,200 – 7,800 a.C.), Nanchoc (6,930 a.C.) Chilca (4,717 a.C.)
Tubérculos y raíces:
-    Yuca (Manihot esculenta Crantz): Nanchoc en Lambayeque (6,830 a.C.) Quebrada de los Burros en Tacna (7,900 – 4,800 a.C. aprox.) 
-      Olluco (Ullcusus tuberosus Caldas): Cueva de Guitarrero (9,000 - 8,500 a.C.) Quiqché y Tres Ventanas en Lima (7,031 – 6,903 a.C.)  
Frutas:
-    Ají (Capsicum sp.): Cueva de Guitarrero en Ancash (9,000 – 8,500 a.C.) Complejo Ayacucho (8,000-6,000 a.C.)
-    Calabaza (Cucurbita): Nanchoc (6,830 a.C.), Cueva de Guitarrero (9,000 – 6,700 a.C.).
-   Ciruelas de Fraile (Bunchosia armaniaca): Nanchoc (7.214 a.C.), Huaca Prieta (2899 - 2753 a.C.)
-    Guayaba (Psidium guajava): sitio de Paloma (5,316 – 3,63 a.C.) y Ancón (3,075 a.C.) ambos en Lima.

 

6.      Conclusiones
El presente trabajo busca resaltar la importancia de las contribuciones de la botánica al campo de la arqueología, ello reflejado en la aplicación de sus metodologías para el mejor  desciframiento del contexto arqueológico respecto a temas relacionados con la evidencia orgánico vegetal. El avance de la tecnología y la persistencia de las investigaciones bajo temáticas envueltas con la Arqueobotánica esperan poder seguir enriqueciendo el panorama que aún es muy escaso.  
El estudio de caso presentado sobre el origen de la agricultura en los Andes Centrales como parte del proceso de Neolitización significo un lento y progresivo tiempo en el que las especies de plantas y animales sufrieron experimentaciones y selecciones, con lo cual el hombre a partir del Holoceno Temprano pudo ir definiendo las especies que le servían de alimento de aquellas que podrían beneficiar en otros aspectos de la vida cotidiana. Por ello cito lo mencionado por Amat (2014: 54): “este proceso fue una de las innovaciones económicas, tecnológicas y culturales que ha tenido mayor trascendencia y múltiples consecuencias en la historia de la humanidad”. Teniéndose en cuenta esto, la Arqueobotánica tiene aún mucho por abordar y de mi parte espero aportar muy prontamente con un nuevo trabajo sobre este tipo de estudios.

Bibliografía citada
ALARCÓN, Rocío (1998). “Etnobiología en los Andes”. En Revista Estudios AtacameñosSan Pedro de Atacama, Universidad Católica del Norte, N°16, pp. 197-201.
BARNARD, Alan (2010). History and Theory in AnthropologyReino Unido: Cambridge University Press.
LEÓN CANALES, Elmo (2013). 14,000 años de alimentación en el Perú. Lima: Fondo editorial de la USMP.
OLAZÁVAL, Hernán Amat (2014). “Los orígenes de la agricultura; nuevos paradigmas”. En Revista Investigaciones Sociales, Lima, UNMSM, Vol. 18 N° 33, pp. 53-86.
PINO MATOS, José Luis (1999). "La Investigación Paleo etnobotánica en los Andes". En Patrimonio Cultural del Perú, Vol. 1, 1ra Edición. Versión en CD. Publicado por el Fondo Documentario de la Cultura Peruana de la UNFV - Lima.
QUESADA LÓPEZ, José Manuel (2010). “La arqueología prehistórica. Técnicas de investigación”. En FERNÁNDEZ, Ana & RIPOLL, Sergio, (Ed.) La Prehistoria y su metodología. España: Editorial Universitaria Ramón Areces, pp. 67-71. 
RAVINES, Roger (1989). Arqueología Práctica. Editorial Lima: Los Pinos E.I.R.L.
RENFREW, Colin & BAHN, Paul (2007). Arqueología. Teoría, Métodos y Práctica. 3° edición. Madrid: Ediciones Akal.


[1] Estudiante de arqueología de 7mo ciclo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro del grupo de estudiantes Arkeoinnova. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario