Jair Adolfo Miranda
Tamayo
Resumen
La evangelización fue
un proceso que, conducido por la Iglesia española, permitió la conversión
masiva de los indígenas americanos al cristianismo. Dicho proceso dio
característica a lo que se conoce como la conquista espiritual de América,
cuyas consecuencias persisten hasta la actualidad. El presente trabajo expone
los principales factores que permitieron el desarrollo de la evangelización en
América durante los primeros años de la presencia española.
Palabras
claves
Evangelización, conquista
espiritual, América española, Iglesia, naturales.
1.
Introducción
La
evangelización fue un proceso que, conducido por la Iglesia española, permitió
la conversión masiva de los indígenas americanos al cristianismo (Malamud, 2012, pág. 103) . Puede ser entendida
también como los distintos esfuerzos llevados a cabo en Iberoamérica, entre los
siglos XVI y XVIII, tanto en el ámbito regional como específicos locales, por
parte de la Iglesia diocesana o regular, el Estado o individuos determinados, para
arraigar poco a poco el catolicismo (Armas, 2009, pág. 9) . Dicho proceso dio
característica a lo que se conoce como la
conquista espiritual de América.
La
conquista espiritual dio paso a un proceso de aculturación y occidentalización
del aborigen, además de sincretismo en varios aspectos de la vida. Pero esa no
fue la única consecuencia. La expansión de la fe a través de la evangelización
justificó el sometimiento y la explotación de los indígenas, lo cual queda
explícitamente concretizado con las distintas bulas y leyes que se fueron dando
durante el siglo XVI, sin dejar de lado el debate entre Las Casas y Sepúlveda
en Valladolid entre 1550 y 1551.
Como
menciona Macello Carmagnani (2004, pág.
24) ,
el bagaje cultural de los invasores ibéricos, cuyo fundamento de acción y
política y social es la religión, desempeña un papel no secundario en la
interacción entre conquistadores y conquistados, por lo que analizarlo en el
presente trabajo es de suma importancia para entender cómo se gesta la
conquista espiritual. Tampoco podríamos comprender el proceso si dejásemos de
lado aspectos legales, como son las bulas o leyes, las cuales son resultado a
su vez del desarrollo de los acontecimientos en el Nuevo Mundo.
2.
España
y la República cristiana
El
persistente enfrentamiento de los reinos cristianos españoles con los
musulmanes durante el proceso de reconquista se puede datar desde el siglo VIII
hasta 1492, año de la conquista del reino de Granada, último reducto musulmán.
Siglos de enfrentamiento trajo como consecuencia que los hábitos adquiridos
durante la Alta Edad Media fueran profundamente asimilados y constituyeran el
bagaje espiritual con que España hizo su irrupción en la escena europea moderna
desde el siglo XV. Es así que vemos a una España imbuida en la idea de la
misión divina de liberar al territorio español de los infieles, con un
sentimiento de cruzada que expulsa a los judíos (1492) y convierte forzosamente
a los recién conquistados moros granadinos (1499).
El
etnocentrismo español era más profundamente reconocible, ya que tenían la
experiencia, antigua y reciente, en el
trato con grupos radicalmente diferentes desde el punto de vista racial,
lingüístico y religioso (Lockhart, 1992, págs. 17-18) , lo cual atenúa las
relaciones de alteridad o cultura del
otro entre Viejo Mundo y Nuevo Mundo, perfectamente explicado en los
ensayos de Tzvetan Todorov (1998) .
De
esta forma, el clima de cruzada heredado de la reconquista peninsular y la
fuerte cultura del otro tuvo un
evidente impacto tanto sobre los conquistadores como sobre los conquistados y a
lo largo y ancho del continente “la cruz y la espada caminaron de la mano” (Malamud, 2012, pág. 103) : existe un ideal
paternalista de evangelizar a los infieles
del Nuevo Mundo, una tarea asignada
por Dios a España. En palabras de Carmagnani (2004, pág. 24) , se puede sintetizar
lo mencionado en la idea de una República
Cristiana.
3.
Las
Bulas Alejandrinas: el título de
propiedad
Para
la mayoría de los españoles, el título de propiedad del Nuevo Mundo era el
donativo papal de 1493 conocido como Bulas
Alejandrinas, cuando Alejandro VI, precisamente un español, cedió a los
Reyes Católicos el dominio de las islas y tierras de la mar océano, encargándoseles la conversión de sus habitantes. “De
este modo el Papa confiaba, delegaba en los reyes de España una función
fundamental de la Iglesia, una función propiamente eclesiástica: la de «ir a
enseñar y bautizar a todos los pueblos»” (Dumond, 2009, pág. 35) . España era considerada
como apta para dicha misión, aspecto fortalecido por la conquista de Granada,
el cual era un testimonio de los eminentes servicios de los soberanos españoles
a la Iglesia cristiana (Brading, 1991, pág. 98) . Esta consideración
es explicita en las Bulas Alejandrinas. Por ejemplo, en la bula Eximiae Devotionis del 3 de mayo de
1493, una de las cuatro bulas alejandrinas, menciona lo siguiente en sus líneas
según la traducción de Alfonso García (1985, pág. 808) :
La
sinceridad de la eximia devoción y la íntegra fe con que a Nos y a la Iglesia
romana nos reverenciáis, dignamente merecen que os concedamos favorablemente
aquello con lo que vuestro santo y laudable propósito y la obra iniciada de
buscar tierras e islas lejanas y desconocidas de las Indias, mejor y más
fácilmente, para honra de Dios omnipotente, propagación del imperio cristiano y
exaltación de la Fe católica, podáis proseguir.
Como
hoy, todas y cada una de las tierras firmes e islas lejanas y desconocidas
hacia las partes occidentales y existentes en el Mar Océano, por vosotros o
vuestros enviados para ello […] descubiertas y que se descubran en adelante,
que bajo el actual dominio temporal de otros señores cristianos no estuviesen
constituidas, con todos los dominios, ciudades, fortalezas, lugares, villas,
derechos y jurisdicciones de ellas; en todo a vosotros y vuestros herederos y
sucesores los Reyes de Castilla y León, a perpetuidad, por propia decisión y a
ciencia cierta y con la plenitud de la potestad apostólica, donamos, concedimos
y asignamos, tal como en nuestras Letras sobre ello redactadas se contiene más
plenamente […].
Es
con las Bulas Alejandrinas que se justifican judicial y teológicamente el
poder, jerarquía y estatus sobre el Nuevo Mundo por parte de España, usando la
tarea civilizatoria y evangelizadora como una excusa para iniciar el proceso de
conquista del Nuevo Mundo. Estas Bulas son muestra de cultura paternalista de
la época, además de la búsqueda de la lealtad española hacia la Iglesia a
través del don.
4.
Comienzan
las denuncias: el abuso del poder
Como
reconoce Carlos Malamud (2012, pág. 104) , la labor de la
Iglesia, desde un punto de vista teórico, no se limitaba a la expansión del
cristianismo mediante la conversión de los nativos paganos y al combate con las
idolatrías, tarea encomendada a las órdenes religiosas desde la Bula Omnimoda de 1522, sino que también
se centraba en la tutela de las comunidades cristianas integradas por
conquistadores y sus descendientes, los mestizos y los demás europeos
instalados en América, tarea que le correspondía básicamente al clero regular.
Durante
las primeras décadas desde 1492, la Iglesia como institución estaba
representada por los religiosos que acompañaron a los conquistadores, quienes
se tomaron la tarea de ensañar el cristianismo, totalmente nuevo para los
indígenas. Los casos de evangelización desinteresada eran pocos, ya que la
mayoría de clérigos, religiosos y sobre todo conquistadores llegaron a estas
tierras en busca de riqueza, títulos o privilegios, independientemente de los
medios utilizados para ello. De esta manera, tanto conquistadores como
religiosos se aprovecharon de los poderes conferidos por la Corona y el papado
en detrimento del indio. Esto, combinado con la mencionada cultura del otro y sentimiento de cruzada, marcó que dentro de la
psicología de muchos españoles el indio no cristiano sea un ser inferior,
despreciable y un simple medio más para sus fines económicos y políticos.
En
palabras de Iosif Grigulevich (1980, pág. 268) , los conquistadores,
los primeros colonos, los sacerdotes y monjes pensaron en una sola cosa: enriquecerse
lo más pronto posible y gozar de la vida. Todo ello fue un factor importante
para entender la instauración de instituciones
extractivas, usando la categoría propuesta por Daron Acemoglu y James Robinson[1], a
lo largo de los dominios españoles en América, lo cual tiene consecuencias
hasta la actualidad.
Desde
comienzos de la conquista, se planteó un doble problema vinculado a la
naturaleza de los indígenas, aspecto que llega a su máximo auge con el debate
de Valladolid entre 1550 y 1551. Por un lado, se debía establecer si los indios
eran súbditos de la Corona española, en cuyo caso no podían ser esclavizados.
Por otro lado, había que definir la índole de la relación de los conquistados
con los naturales. La discusión inicial se centró en torno a si los indios eran
bárbaros o infieles a quienes podía esclavizarse, o si eran paganos que debían
ser evangelizados. El resultado para la reina Isabel fue que “eran libres y no
sujetos a servidumbre” (Malamud, 2012, pág. 107) , por lo que debía
España guiarlos dentro del proceso de evangelización.
El
clero regular tuvo un papel muy importante en la defensa de los indios ante las
mencionadas irregularidades y abusos, especialmente los dominicos, como prueban
los ejemplos de Bartolomé de Las Casas y Fray Antonio de Montesinos. También
fueron muy activos en el aprendizaje de las lenguas indígenas, lo que permitió
el conocimiento y salvaguarda de muchas de ellas (Malamud, 2012, pág. 104) . Por ejemplo, durante
su tarea evangelizadora, fray Antonio de Montesinos dio dos sermones en Santo
Domingo, 21 y 28 de diciembre de 1511, donde negaba el derecho de los colonos a
someter a los nativos a servidumbre, ya que estos vivían en paz hasta que
llegaron los conquistadores españoles. Bartolomé de Las Casas (1986, págs. 13-14) , quien fue un espectador del momento, se
refiere al primer sermón se la siguiente manera:
Llegado
el domingo y la hora de predicar, subió en el púlpito el susodicho padre fray
Antón Montesinos, y tomó por tema y fundamento de su sermón […]. Hecha su
introducción y dicho algo de lo que retocaba la materia del tiempo del
Adviento, comenzó a encarecer la esterilidad del desierto de las conciencias de
los españoles desta isla y la ceguedad en que vivían; con cuánto peligro
andaban de su condenación, no advirtiendo los pecados gravísimos en que con
tanta insensibilidad estaban continuamente zambullidos y en ellos morirían.
Luego torna sobre su tema, diciendo así: « […] todos estáis en pecado mortal en
él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes
gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis tan cruel y horrible
servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables
guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan
infinitas initas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido?
¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en
sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os
mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir otro cada día? ¿Y
qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y criador, sean
bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos?» «¿Estos, no son
hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como a
vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta
profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que en el estado
que estáis no podéis más salvar que los moros o turcos que carece y que no
quieren la fe de Jesucristo.»”.
Dichos
sermones incentivaron la creación de las Leyes
de Burgos de enero de 1513, convocada por Fernando I, que planteaba una serie de consignas: la encomienda ya no
será ya sino un señorío fiscal de protección y evangelización, con un sistema
de tributos del indio hacia el rey; los indios de encomiendas debían estar
cerca de ciudades o pueblos españoles, con el fin de favorecer la comunicación,
enseñarles el progreso y evangelizarlos; proporcionales a los indios
alimentación, vestimenta y casa necesaria para que realicen su trabajo
correctamente; no castigarlos durante el trabajo, ni explotarlos excesivamente;
dos inspectores por pueblo debían encargarse de que esta legislación se
respetara de forma efectiva; entre otros principios (Dumond, 2009, págs. 55-57) . Esta bula fue uno
de los primeros intentos para reformar el sistema de encomiendas y
evangelización, aunque su puesta en práctica no fue total ni inmediata.
La
evangelización del nativo indiano fue reformada de nuevo con la Bula Omnimoda de 1522, más rigurosa,
firmada por el papa Adriano VI. Esta bula permitió a las órdenes mendicantes asumir
labores pastorales, antes destinadas al clero secular de las parroquias.
También otorgaba al Rey de España ciertos derechos en cuanto a la selección y
examen de los sacerdotes elegidos para las misiones.
En
los momentos iniciales de la conquista y colonización, las órdenes religiosas
cumplieron un papel central en el adoctrinamiento de los indígenas, al estar
más predispuestas a relacionarse con los indios que el clero secular. Pero es
gracias a bula Omnimoda con la cual
las órdenes religiosas mendicantes lograron consolidarse en América. Según
Malamud (2012, págs. 107-108) , a finales del siglo
XVI ya habían llegado a las Indias entre 5000 y 5500 monjes, entre ellos 300
mercedarios, 2200 franciscanos, 1670 dominicos, 470 agustinos y 350 jesuitas.
Siguiendo al autor, esta superpoblación de frailes, con los consiguientes
conflictos entre las órdenes, cada cual con su particular método de
adoctrinamiento y lealtades, hizo necesario ordenar territorialmente la
conquista espiritual, estableciéndose desde 1563 que todos los nuevos monasterios
que se construyeran en una provincia debían depender de una misma orden.
5.
Las
primeras órdenes religiosas en el Nuevo Mundo
La
orden mercedaria inició su actividad misional desde muy temprano, fundando el
15 de julio de 1514 su primer convento en La Española, siendo una de los
primeros conventos en dicho lugar. Los mercedarios habían sido clérigos del
ejército castellano durante la reconquista española, por lo que el clima de
cruzada influenció poderosamente en su ideal paternalista de evangelizar, razón
por la cual no dudaron en formar parte del equipo de conquista de Hernán
Cortés, Francisco Pizarro, Diego de Almagro, entre otros. Su labor
evangelizadora se centró en Guatemala, Perú, Tucumán, Bolivia y Chile. Como
reconoce Malamud (2012, pág. 108) , a pesar de tener
posiciones privilegiadas, la orden de la merced no terminó siendo la más
importante durante la conquista espiritual, sumando además su discreta labor.
Los
franciscanos fueron de los primeros en evangelizar el Nuevo Mundo, llegando a
ser también la más numerosa de América. En 1789 tenían en América y Filipinas
241 conventos, 163 reducciones misioneras y 139 curatos y vicariatos de indios,
con casi 4200 religiosos, compuestos por las distintas ramas franciscanas (Malamud,
2012, págs. 109-110) —conventuales, observantes, capuchinos,
clarisas, etc., ramas generadas por las divisiones internas en la Orden
original y por los diversos modos de interpretar, de vivir y de observar la
Regla de San Francisco de Asís. Su trabajo evangelizador en Perú y México fue
notable, siendo más resaltante su labor en el último.
Los
dominicos fueron la segunda orden mendicante en pasar al Nuevo Mundo, siendo
una de las órdenes mendicantes más influyentes de la época. Como reconoce Malamud
(2012, pág. 110) , el 30% de los
obispos nombrados en américa hasta la segunda década del siglo XVI habían sido
dominicos. Participaron de forma casi exclusiva en la conquista de Nueva
Granada y tuvieron una gran labor misionera en el Perú y Quito.
Los
agustinos llegaron a América tras los franciscanos y los dominicos. Su labor
estuvo marcada por la por la construcción de templos esplendorosos que
expresaron el mestizaje y sincretismo entre la cultura europea y la indígena.
Realizaron sus labores principalmente en México, Filipinas, y Chile.
Las
controversias entre estas tres últimas órdenes en todos los ámbitos llegaron a
ser endémicas (Lockhart, 1992, pág. 21) , debatiéndose
quién quien tiene mejor método de evangelización o más allegados. Serge Gruzinski
(2010, pág. 237) describe las
relaciones existentes entre dichas órdenes de la siguiente manera:
Dominicos,
franciscanos y agustinos se encuentran la mayor parte del tiempo en competencia
y, desdela segunda mitad del siglo XVI, deben confrontar en todas partes del
mundo a una Compañía de Jesús tan tenaz como desbordante de energía, y tan
romana y reacia al patrocinio de la realeza. […] En su Etiopía Oriental, el dominico Joao do Santos hace valer las
empresas africanas de su orden frente a los rivales ignacianos. La Conquista espiritual do Oriente del
franciscano Paulo da Tridade va explícitamente dirigida contra las aserciones
del jesuita Maffei […]”.
La
Compañía de Jesús fue fundada por San Ignacio de Loyola en 1534, por lo que es
entendible su tardía presencia en América. Pero no fue el único factor. Tanto
la Corona española como el Vaticano se negaron —en 1538, 1555 y 1558— a que los
jesuitas fuesen a evangelizar a las colonias españolas. En 1566, bajo el
reinado de Felipe II —cuya actitud frente a los jesuitas era otra—, el Consejo
de India autorizó a los jesuitas para laborar en América del Sur, extendiéndose
el permiso hasta México en 1571. De esta forma, su labor misionera comprendió a
Lima, Ecuador, Colombia, Chile, Tucumán, Paraguay, México, etc. Su labor no se
concentró específicamente en la evangelización de los indígenas, ya que
consideraban que la educación tanto de indios como de criollos era un elemento
importante de su cometido.
6.
Conclusiones
El
clima de cruzada heredado de la reconquista peninsular y la fuerte cultura del otro tuvo un evidente
impacto en los conquistadores: existe un ideal paternalista de evangelizar a
los infieles del Nuevo Mundo, una tarea asignada por Dios a España.
Las
Bulas Alejandrinas de 1493 fueron el
“título de propiedad” español sobre el Nuevo Mundo. Son muestra de la cultura
paternalista y la cultura del don imperantes en la península ibérica,
justificándose judicial y teológicamente el poder, jerarquía y estatus sobre el
Nuevo Mundo por parte de España, usando la tarea civilizatoria y
evangelizadora. Es decir, se justifica la conquista
espiritual.
Desde
un inicio, las relaciones entre español —conquistador y evangelizador— e
indígena se tornaron de abusos, maltratos, explotación, etc. La presión de
varios intelectuales y las denuncias cada vez más numerosas, generaron
políticas como la Ley de Burgos (1513), la Bula
Omnimodade (1522) y las Nuevas Leyes (1542), buscando reorganizar el
sistema de relaciones, incluyendo la evangelización.
La
Bula Omnimoda (1522) permitió a las
órdenes mendicantes asumir labores pastorales y de evangelización, antes destinadas
al clero secular de las parroquias. De esta forma, el tránsito de órdenes
religiosas fue avalado por la misma Corona. A finales del siglo XVI ya habían
llegado a las Indias entre 5000 y 5500 monjes, entre ellos 300 mercedarios,
2200 franciscanos, 1670 dominicos, 470 agustinos y 350 jesuitas.
Biografiaría citada
ACEMOGLU,
Daron & ROBINSON, James (2012). Por
qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza. Colombia:
Editorial Planeta.
ARMAS,
Fernando (2009). “Espacios y formas: los procesos de evangelización e
Iberoamérica”. En Fernando ARMAS (Ed.) La
invención del catolicismo en América. Los procesos de evangelización, siglos
XVI-XVIII. Lima: Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales.
BRADING,
David (1991). Orbe indiano. De la
monarquía católica a la república criolla (1492-1867). México: Fondo de
Cultura Económica.
CARMAGNANI,
Marcello (2004). El otro occidente.
América Latina desde la invasión europea hasta la globalización. México: Fondo
de Cultura Económica.
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Jean (2009). El amanecer de los derechos
del hombre: La Controversia de Valladolid. Madrid: Ediciones Encuentro.
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Alfonso (1985). "Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento jurídico de
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GRIGULEVICH,
Iosif (1980). Historia de la Inquisición.
México: Editorial Cartago.
GRUZINSKI,
Serge (2010). Las cuatro partes del
mundo. Historia de una mundialización. México: Fondo de Cultura Económica.
IGNACIO,
José (Ed.) (1997). Imágenes de la
Diversidad. El mundo urbano en la Corona de Castilla (s. XVI-XVIII). Santander:
Universidad de Cantabria.
LAS
CASAS, Bartolomé de (1986). Historia de
las Indias. Tomo III. Caracas: Editorial Biblioteca Ayacucho.
LOCKHART,
James (1992). América Latina en la Edad
moderna. Una historia de América española y el Brasil coloniales. Madrid:
Akal.
MALAMUD,
Carlos (2010). Historia de América.
Madrid: Alianza Editorial.
TODOROV,
Tzvetan (1998). La conquista de América,
el problema del otro. México: Siglo XXI Editores.
Notas:
[1] Las instituciones económicas
extractivas están estructuradas para extraer recursos de la mayoría para un
grupo reducido. Dichas instituciones no protegen los derechos de propiedad ni
proporcionan incentivos para la actividad económica. Las instituciones políticas
extractivas concentran el poder en manos de unos pocos, siendo esto un
incentivo para mantener y desarrollar instituciones económicas extractivas en
beneficio propio y utilizar los recursos que obtengan para consolidar su poder
político. Tienden a la permanencia. (Acemoglu & Robinson, 2012, pág. 501)
Las instituciones económicas extractivas están estructuradas para extraer recursos de la mayoría para un grupo reducido. Dichas instituciones no protegen los derechos de propiedad ni proporcionan incentivos para la actividad económica. Las instituciones políticas extractivas concentran el poder en manos de unos pocos, siendo esto un incentivo para mantener y desarrollar https://ideandando.es/que-fue-la-caida-de-constantinopla/
ResponderBorrar(la lucha contra la pobreza) Buenos días Señor/Señora Le han rechazado en el banco porque su crédito no cumple
ResponderBorrarsus normas?
Sueñas con ser dueño de tu propia casa, pero te han negado una hipoteca debido a una tasa alta
o crédito insuficiente?¿Su
negocio está abajo?¿Necesita dinero para impulsar su negocio?
pagos atrasados ??explicables, sobreendeudamiento, divorcio o
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